Me llamo ROJO aunque Juanjín me llame.
Ser rubí es mi profesión y mi destino que mancha con su punta
cuanto garabatea. Soy un triste instrumento del camino. Soy una punta encarnada dulcemente infame a los pies que idolatro desplegada. Como un
nocturno buey de agua y barbecho que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus desvelos y a sus alrededores, y hecho de alfombras y de
besos hecho, tu mano que me injuria beso y siembro de flores. Coloco
relicarios de mi especie a tu mano mordiente, a tu letra, y siempre a tu
pisada me adelanto para que tu impasible pie desprecie todo el amor que
hacia tu pie levanto.
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