Profe, gracias por no abandonarnos

En estas fechas tan señaladas, quisiéramos, profe, darte las gracias por no abandonarnos. El 14 de marzo nos dijeron que nuestro mundo no era seguro y que debíamos quedarnos en casa porque un virus estaba acabando con el bienestar y nuestra manera de ver la vida tal y como la conocíamos y que sólo podíamos imaginar a través de esas insípidas películas catastróficas americanas. Pensamos, unos meses antes, que no era para tanto, pero la verdad es que sí lo ha sido y lo sigue siendo. Tuvimos que cambiarlo todo. Resignados, rancios, asustados y desconcertados, dejamos de asistir a nuestras clases presencialmente. Dejamos de rodearnos de nuestros compañeros y compañeras. Nuestra escuela es un espacio donde explotan las ideas, la inspiración, aunque nos dé vergüenza reconocerlo en público. No ha sido fácil porque cada casa es un mundo y a veces uno/a, donde mejor está, es en el cole. Quizá, podía darse en caso contrario y otro/a ha podido descubrir a esos padres con los cuales casi nunca han tenido tiempo de compartir sus vidas contigo porque no han tenido más remedio que trabajar y trabajar. Pero tú siempre has estado ahí. Los retos han sido colosales, pero, con tu ayuda, los hemos ido afrontando. Siempre nos hacías reír con esos chistes que son más malos que Ramos tirando penaltis. Te has preocupado en mantenernos ocupados, a veces demasiado, pero, como nos dijiste: “cada profesor piensa que su asignatura es la mejor y la más importante y uno tiene la necesidad de transmitir “importancia”. A veces te veíamos en tu casa y era muy gracioso porque más que mirarte a ti y escuchar tus explicaciones, estábamos más pendientes de ver la decoración de tu despacho o de ver cruzarse a alguien por detrás. Al final, tuvimos que volver, por fin, y descubrir que el cole no está tan mal. Gracias por no abandonarnos. Gracias por no abandonarnos. Gracias por no abandonarnos. Al final ha tenido que ser un virus quien nos enseñe qué es la vida. Cuídate mucho porque nos haces mucha falta.