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18 de mayo de 2016

Carta de despedida a mis alumnos de 2º de Bachillerato 2016


Había una vez un arbolito feliz. Entre sus ramas había pichones traviesos que jugaban y piaban todo el día. El árbol conocía muy bien a todos y los quería, los quería tanto... Cuando hacía frío los pichones se acurrucaban entre sus hojas y si el sol acompañaba, el árbol, moviendo sus ramas, les hacía dar saltitos invitándolos a jugar. Pero un día, entre saltito y saltito, los pichones subieron la rama más alta del árbol y vieron un azul hermoso y un bosque lleno de otros árboles que no conocían. Se dieron cuenta entonces de que sus alitas habían crecido lo suficiente como para intentar volar. Un aleteo... y otro más... y por fin el cielo no pareció tan lejano. Uno a uno, los pichones se fueron volando. El árbol los miró partir con orgullo, porque entre sus ramas los había cuidado durante mucho tiempo. Él sabía que en una tarde de lluvia los volvería a ver acurrucándose entre sus ramas, los recordaría siempre a todos y a cada uno de ellos.

Gracias pichones míos por haberme aguantado estos años y gracias por haber sabido perdonar los gritos y las regañinas que os he dado, siempre por vuestro bien. Espero que hayáis aprendido algo y que sepáis utilizarlo para llegar a ser pajarracos íntegros con capacidad para discernir la verdad de la mentira, lo subjetivo de lo objetivo, lo bueno de lo malo. Ojalá os haya sabido transmitir mi amor por la lengua, por la ortografía, por la literatura... ojalá haya sabido enseñaros a cuestionarlo todo en una época en que la manera cómo se dicen las cosas es más importante que las propias cosas. Los años pasan, yo cada vez soy más sabio, gracias a vuestras enseñanzas, también soy cada vez más viejo, pero por mi tronco carcomido por el viento aún queda esa ilusión por enseñar, la misma que me hizo, hace mucho tiempo, dejar otro colegio para enseñar en este en el que estoy y al que amo con todas mis fuerzas y me enfado al pensar en lo que los mandamases pueden hacer aquí sin haber pisado sus aulas y haber atendido a alumnos como vosotros. Gracias hijos por todo. Ojalá la vida os dé la mitad de cosas que me habéis dado vosotros a mí. Ojalá dentro de muchos años podáis volar hacia las ramas de este árbol que anilla año tras año y que espera ser eterno en vuestro corazoncito emplumado. Siempre vuestro... Juanjo.


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